La última vocal

La u es la última de las vocales, es la vigesimosegunda letra del alfabeto y también la vigesimosegunda letra con la que más palabras comienzan en el diccionario (el 0.51%). Y es única por una serie de datos interesantes.

Es una letra muda en las sílabas “que” (quechua) y “qui” (quilombo), y también en las sílabas “gue” (guerra) y “gui” (guitarra); cuando en una de estas últimas tiene sonido, debe llevar diéresis, como en güiro y vergüenza. Distinto es el caso cuando está entre las letras “q” o “g” y “a” u “o”, donde sí se pronuncia, por ejemplo, en quasar, quorum, guagua y achichiguo (del verbo achichiguar, amamantar a un niño).

Por otra parte, la “u” sustituye a la “o” como conjunción disyuntiva ante palabras que empiezan con “o” u “ho”, como en “diez u once”, “700 u 800”, “noruego u holandés” o “minutos u horas”. 

Como curiosidad tenemos que existe una sola palabra poseedora de cinco úes: la exótica sucusumucu, que en Colombia y Puerto Rico se utiliza en la expresión “a lo sucusumucu”, equivalente a “a la chita callando” o hacer algo de manera discreta o con disimulo, con sigilo.

En nuestro idioma, hay muy pocas palabras con cuatro úes, a saber: tuturutu -sonido de la corneta-; aparte, todas las que provienen del verbo usufructuar -tener o gozar del usufructo o utilidad de una cosa- y por extensión, usufructuario(a) -dicho de una persona que goza o disfruta de algo-. También tenemos a la palabra buguibugui, recién llegada al Diccionario de la Lengua Española y que comúnmente en Venezuela suele usarse para describir a un carro muy pequeño y descapotado: nada más alejado de la realidad, porque el buguibugui es una música basada en el blues, originalmente pianística, que repite con insistencia las frases y las notas.

Ya para terminar este artículo sobre la agradable letra u, debemos mencionar a las palabras ubicuidad -cualidad de ubicuo- y urraca -ave similar al cuervo-, que tienen la particularidad de poder ser sustituidas por ubiquidad y por hurraca.